domingo, 1 de diciembre de 2013

Las 20 cosas que un hijo adoptado querría que sus pades supieran...

Esta mañana me han enviado por correo electrónico una lista con “Las veinte cosas que un hijo adoptado querría que sus padres supieran”. El listado está extraído del libro, de igual título, ”Twenty Things Adopted Kids Wish Their Adoptive Parents Knew”, de Sherrie Eldridge (1999).

En él, la autora, adulta adoptada, dedica un capítulo completo a cada una de ellas.


Estas 20 cosas son:

 1.  Sufrí una profunda pérdida antes de ser adoptado/a. Tú no eres responsable.
2.  Necesito que me enseñen que tengo necesidades especiales derivadas de las pérdidas que conllevó mi adopción, y que no tengo por qué avergonzarme de ellas.
3.  Si no experimento el duelo por esta pérdida, mi capacidad para recibir amor de otros se verá dañada.
4.  Mi dolor, mi tristeza no resuelta, puede manifestarse en forma de ira o enfado hacia ti. 
5.  Necesito que me ayudes a vivir y superar mi duelo. Que me enseñes cómo conectar con mis sentimientos acerca de mi adopción, y que éstos son válidos
6.  El hecho de que no hable de mi familia biológica no implica que no piense en ella.
7.  Quiero que seas tú quien tome la iniciativa y me hables de mi familia biológica.
8.  Necesito saber la verdad acerca de mi concepción, nacimiento e historia familiar, sin importar lo doloroso que puedan llegar a ser los detalles.
9.  Tengo miedo de haber sido “entregado/a” por haber hecho algo malo o haberme portado mal. Necesito que me ayudes a liberarme de ese sentimiento enfermizo de culpa.
10. Tengo miedo de que me abandones.  
11. Puedo parecer más entero/a de lo que me siento. Necesito que me ayudes a descubrir partes de mí mismo/a que mantengo ocultas para poder integrar todos los elementos que conforman mi identidad.
12. Necesito experimentar un sentimiento de poder personal
13. Por favor, no digas que me parezco físicamente a tí o actúo igual que tú. Necesito que reconozcas y celebres nuestras diferencias.
14. Déjame ser quien soy, pero no me separes nunca de ti.
15. Por favor, respeta mi privacidad en lo respecta a mi adopción. No hables de ello con otras personas sin mi consentimiento.
16. Aunque no lo parezca, los cumpleaños pueden ser una fecha muy difícil para mí.
17. El no conocer mi historial médico completo ni mis antecedentes biológicos puede generarme a veces mucha inquietud.
18. Tengo miedo a ser una persona demasiado complicada para ti.
19. Cuando manifiesto mis miedos actuando de una forma que no es correcta, por favor, quédate a mi lado y actúa con sabiduría.
20. Incluso si decido buscar a mi familia biológica, siempre querré que seáis mis padres.
Después de leer esta lista, y de que un escalofrío recorriera mi cuerpo, tan solo he podido ir a su “libro de vida” a contarle dos cosas que me gustaría que supiese de mí.

Conocer Vietnam

Posted by El vuelo de la libélula under Adopción, geografía, Sensaciones, Uncategorized, Vietnam | Etiquetas: apego, geografía, Vietnam |
[3] Comments 
No sé qué hizo que me enamorase de Vietnam, […] el que todo sea tan intenso, los colores, el sabor, incluso la lluvia […]. Dicen que busques lo que busques puedes encontrarlo aquí. Dicen que cuando vienes a Vietnam entiendes muchas cosas en pocos minutos, pero el resto… tienes que vivirlo. El olor es lo primero que llama tu atención, te lo promete todo… a cambio de tu alma.
(El americano impasible)

Sé que es lo que hace que me esté enamorando de Vietnam. Imagino que, de alguna forma, y, aunque sólo de manera unidireccional y por ello más sencillo, es parte de un proceso de apego. Ese apego del que tanto te hablan en los cursos de formación y que se forja en el día a día. Con el conocimiento, con el trato, el contacto, el roce, con la confianza, con las confidencias. Ese apego que ves que no es tan fácil de conseguir, o, al menos, tan rápido, y que no funciona ni mucho menos como los flechazos. Ojalá fuese así. Pero no lo es. Ese apego que hay que aprender a desarrollar y para el que tendremos que darnos tiempo y paciencia mi pequeño dragón y yo. Y también el resto.

Pensándolo bien, todo funciona de la misma manera. No se nace queriendo a determinadas personas. Se aprende a quererlas. Y lo que es aún más complicado, el más difícil todavía, se enseña, o se intenta enseñar, a que te quieran. No sé si creo en el destino, depende quizá del día o quizá del ánimo. Creo en un hilo rojo, no tengo la menor duda, pero también, y más, en un proceso, una trayectoria, un camino, y un trabajo. Un conocer, y conocer, y conocer, y… empezar a querer… y un seguir conociendo.

Y es conociéndolo como -yo, que siempre he mirado al sur, que siempre he coqueteado con África-,  me estoy enamorando de Vietnam

Este es Vietnam, situado en el sudeste asiático, el país más oriental de la Península Indochina. Tan lejano que encuentras la Cochinchina, tan mágico que ves dragones volar.


La República Socialista de Vietnam se denomina oficialmente “Công Hòa Xa Hôi Chu’Nghiã Viêt Nam”.  Tiene forma de S, de serpiente, de caña de bambú con la que los campesinos transportan arroz,  una extensión de 331.690km² y más de 87 millones de habitantes. Limita al norte con China, al sur y al este con el mar de China y al oeste con Laos y con Camboya. Se divide en tres regiones, norte, centro y sur, que se corresponden con sus Regiones Administrativas de Tonkin, Annam y la Cochinchina y sus ciudades más importantes son su capital, Hanoi, y Ho Chi Min, la antigua Saigón

El idioma oficial es el vietnamita o anamita, si bien, y como una de las muchas herencias de su historia colonialista, también se habla el francés, el inglés, el ruso y el chino. Su moneda es el Dông y es un país, que aunque aún se sitúa entre los más poblados de mundo y más pobres de Asia, empieza a despuntar. Que se coloca en el grupo denominado de los “próximos once” en relación a su potencial posibilidad de inversión y a su ritmo de crecimiento económico.

Un pequeño país que se define orgulloso y alegre… que seguiré conociendo… y espero que vosotros conmigo!

El hilo rojo

Posted by El vuelo de la libélula under Adopción, Tradiciones y leyendas | Etiquetas: Adopción, destino, el hilo rojo, proverbio chino, unir lazos |
[9] Comments 
“Un hilo rojo, invisible, conecta a aquellos que están destinados a encontrarse, a pesar del tiempo, del lugar, a pesar de las circunstancias. El hilo puede tensarse o enredarse, pero nunca podrá romperse”.

El Hilo Rojo es una leyenda milenaria de origen oriental que el poeta Gabriel Celaya convirtió en imagen literaria y David Ojeda en obra de teatro. Relata cómo existen, en cada uno de nosotros, unos lazos afectivos que nos hacen encontrarnos a lo largo de nuestras vidas con aquellos que comparten el mismo destino de nuestras hebras. Es un hilo atemporal que compartimos con todos aquellos con los que estamos destinados a encontrarnos, independientemente del momento del encuentro, y con los que se permanece unido para siempre.

La historia más antigua cuenta que es un anciano, el “Abuelo de la luna”, el que ata en la muñeca de cada uno, nada más nacer, un hilo rojo con multitud de terminaciones. Y cada noche, desde la luna que es su hogar, sale, vigilante, buscando a aquellas personas que están destinadas a permanecer juntas, y, cuando las encuentra, une sus muñecas con el hilo rojo.


Es una leyenda que, en definitiva, y como expresa la obra teatral, cuenta un  “espérame que ya llego”, un “date prisa que me haces falta”, un “cuánto tiempo he esperado que vinieras a por mí” y  un  “¡aún no te conozco y ya te quiero!”

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Estamos deseando saber de ti